Donald Trump, candidato republicano.
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EFE

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¿Puede Trump convencer a los tradicionales Amish?

Los Amish son el grupo político que más se ha resistido a la modernidad.

Los tradicionales Amish, ajenos al ruido mediático de las elecciones estadounidenses, son el objetivo de un nuevo grupo de apoyo a Donald Trump que pretende lo impensable: convencer a estas comunidades modestas y religiosas de que voten por un multimillonario que ya va por su tercer matrimonio.

"Saben muy poco de Trump. Imagina que nunca hubieras leído un tuit de Trump, visto uno de sus mítines en YouTube o seguido sus debates de las primarias", explica a Efe Ben Walters, cofundador del Amish PAC.

Se presentan como el primer grupo de acción política (PAC) creado para movilizar a "la gente sencilla" ("the plain people"), como se conoce a las comunidades cristianas que mantienen un estilo de vida simple y se concentran sobre todo en Pensilvania y Ohio, estados en disputa que podrían decidir las elecciones del 8 de noviembre.

De entre ellos, los Amish son el grupo que más se ha resistido a la modernidad: son devotos protestantes anabaptistas que conservan la vida sencilla del siglo XVI, tienen prohibida la televisión y las computadoras, algunos no usan ni electricidad ni teléfono, se desplazan en carros tirados por caballos, viven en áreas rurales y sus pilares son familia y religión.

Miembros de la comunidad Amish.

Conciliar estos valores con el candidato presidencial de la opulencia, la exageración, los exabruptos, los dos divorcios y una vida personal convertida en espectáculo no parece tarea fácil.

"Los Amish reconocen que todos tenemos faltas y ellos probablemente te dirían que rezan por Trump y dejan que sea Dios quien juzgue", asegura Walters, preguntado por si su fe les permitirá votar por una persona que se ha casado tres veces.

"Ellos creen que él nominaría a jueces conservadores y contrarios al aborto para el Tribunal Supremo y que compondría su Gobierno de conservadores sólidos. Además, creo que la decisión de elegir a Mike Pence (probado ultraconservador) como su vicepresidente tranquiliza a los Amish", agrega.

En los anuncios de campaña que el PAC ha colocado en periódicos y vallas publicitarias -los únicos medios para llegar al electorado Amish- se presenta al candidato presidencial republicano como un "exitoso y familiar hombre de negocios".

"Nunca ha sido electo para un cargo público", "Su negocio es realmente familiar", "Tiene una fuerte ética del trabajo", "Nominará a jueces que protejan la libertad religiosa y la libertad individual", son algunas de las frases usadas para describirlo ante el votante Amish.

También se hace hincapié en que no bebe alcohol, porque ha visto "lo que ocurre cuando las personas pierden el control", ya que su hermano mayor murió joven como consecuencia del alcoholismo extremo.

"Trabajador, contrario al aborto, dedicado a su familia, justo como TÚ", anuncia uno de los paneles publicitarios que pueden verse desde hace unas semanas en las pintorescas carreteras rurales de los condados de Lancaster (Pensilvania) y Holmes (Ohio).

Con alrededor de 70.000 Amish en cada uno, estos dos estados concentran la mayor población de esta comunidad en Norteamérica, donde hay un total de 308.030 repartidos entre 31 estados de EEUU y tres provincias de Canadá tras su emigración desde Europa en el siglo XVIII.

"Es justo estimar que alrededor de la mitad de ellos están en edad de votar", apunta Walters. Se calcula que la mitad de la población Amish tiene menos de 18 años, según el departamento de estudios Amish de la Universidad de Elizabethtown (Pensilvania).

El PAC se apoya en la idea de que las potenciales 35.000 papeletas Amish de cada uno de estos dos estados clave "podrían marcar la diferencia entre un presidente republicano y Hillary Clinton", su rival demócrata.

La gran mayoría de los votantes Amish son republicanos y hombres, aunque su participación electoral es tradicionalmente baja tanto por considerar que "el reino celestial de Dios está por encima del reino material" como por el rechazo de algunos a votar a un "comandante en jefe", dados sus principios pacifistas.

Por eso la gran tarea del Amish PAC no es tanto convencerlos de Trump en contraposición a Clinton sino llamar a todas las puertas para lograr movilizar a este electorado reacio a las urnas y nuevo en esto de las campañas políticas.

"Los Amish no están familiarizados con los anuncios políticos, por lo que estamos en territorio inexplorado haciendo algo que no se ha hecho hasta ahora", explica Walters.

El Amish PAC ha recaudado por el momento 40.000 dólares a partir de pequeñas donaciones, una cifra que reconocen modesta pero suficiente.

"Estamos comenzando con donantes mayores, pero de todos modos nosotros no somos el super-PAC que recaudará millones. Podemos tapizar el territorio Amish con muy poco dinero", indica Walters, quien espera que Trump visite a estas comunidades, como hizo en 2004 un George W. Bush que conquistó el corazón Amish en el año de su reelección. 

EFE

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